miércoles, 25 de marzo de 2015

Pesadillas de una vida entera.

Te despiertas una mañana llena de dudas, miedos y rabias.
Dudas de que tú vida sea una mentira.
Miedo de descubrir qué sea verdad.
Rabia porque tu mente te lo confirma cada día.
Y otra vez dudas de sí es cierto o no, miedo de confirmarlo y rabia por no poder apartar tantos pensamientos suicidas de tu mente.
Sin sentido, te paras frente al espejo, usas tu pintalabios y te sientes bonita. Y sin sentido, porque ¿De qué sirve eso cuando te estas muriendo por dentro?
¡Mierda!
Gritas, gritas... Nadie te escucha...
Corres, corres... Nadie te detiene...
Pesadillas, pesadillas... Nadie te despierta...
Otra vez sin sentido.
Otra vez con sentido de querer arrancarle el cuello a tus miedos, o a las personas que los provocan.
O a ti, qué eres la única responsable de sentirte así.
¿Cuanto mas daño te harás?
Hundiéndote en tu miseria, tu desgano, tu desesperanza. Tú, cortándote las alas.
Te acuestas, y solo lloras.
Después te mientes diciéndote qué todo estará bien, pero no lo esta.
Vuelve. Dudas, miedos y rabia.
El café no te calma. Un cigarrillo, dos, tres... Nada, solo te matan un poco mas.
Ansias, deseo, desesperación.
Huyes de ti misma... Tus miedos te siguen persiguiendo.
Escalas lejos de tus dudas... Te siguen jalando al abismo.
Escapas de tu rabia... Te la encuentras en cualquier dirección.
No paras, no paras...
¡Sigue gritando y nadie te oye!

Al fin, abres los ojos y acaba la pesadilla.
Te despiertas, te miras al espejo, usas tu pintalabios para sentirte bonita.
Y surgen las dudas, miedos y rabias...
Y no para, nunca para.