domingo, 28 de julio de 2013

El sueño de un sueño.

Le conocí y no hubo "chispas", esas que dicen sentir cuando conoces a una persona especial o al amor de tu vida. Sin embargo, lo mire y su mirada encajo perfecta con la mía. 
Su sonrisa me impacto.
 Alucine con sus manos, fantaseé con ellas... ¿Serian buenas sus caricias? 
Volví en sí, seguí mirando su sonrisa, su boca, la conversación fue sombría, menos interesante de lo que imagine; o tal vez estaba tan perdida en su sonrisa ¿O era su boca? ¿La fantasía con las caricias? Wow!
Divagué. El tiempo paso tan rápido, sin darme cuenta nos estábamos diciendo adiós. La despedida finalizo con la promesa de otra cita. Llegue a mi habitación, pensé en él con cada acto que hacia; me recosté en la cama con la intención de no pensar en nada, no pensarlo, no soñarlo... ¡Ingenua! Allí lo pensé mas, le soñé, le evoque, un sin fin de historias llenaron mi cabeza; fueron esos quince minutos en donde te imaginas la vida perfecta con esa persona.

Nuestro nuevo encuentro fue diferente, no solo por el hecho de arreglarme mejor el cabello, sino las chispas que hicieron presencia. Mariposas, campanitas... una orquesta de escalofríos, cosquilleos y nervios recorrían mi mente, mi cuerpo... Conocí la perfección solo con un roce de sus labios.
Mas besos, caricias y un sin fin de poemas rotos llenaron la tarde. Paso el tiempo y ya iban treinta citas, una superando a la otra. Fui feliz, un par de caricias, besos sin rumbo y la luna me llevaron al cielo.. Contemple su desnudez ¡Había llegado a la gloria! Su cuerpo era magnifico, no igualaba su sonrisa, pero seguía siendo exquisito. Jamás imagine esto "¿Qué siento? ¿Qué me pasa?" Sigo en la gloria, lo sé porque sus brazos aun me sujetaban fuerte. Gemí, sollocé, reí y llore. Nade en un mar de constelaciones... 


Un ruido fuerte, un golpe certero y de repente... ¡Desperté! ¡Vaya que sueño! ¡Que sueño...! 

sábado, 27 de julio de 2013

Decepción.

- ¿Y qué hará ahora para descargar tu rabia? -pregunto su alma.
- No sé, a nadie le importa eso; hablar sería la mejor opción pero no hay con quien -respondió con lágrimas en los ojos.
- Busca a alguien, él que siempre esta para ti.
- ¿Para qué? No quiero aburrir a nadie con mis problemas. Es mejor llorar en silencio, tragarme mis versos, intentar olvidar como, sin darse cuenta él ha escupido sobre ellos.
- Siempre te dije que seria así, abrir el corazón no trae nada bueno… ¿Y desnudar tu alma? ¡Vaya que te has vuelto loca! Pero ves, esas lágrimas te están enseñando.
- Enamorarme, a eso le echo la culpa. A veces me arrepiento, pero otras veces pienso que fue lo mejor que pudo pasarme. Aunque todo ande mal, siempre voy a querer sus besos ¿Y ahora? ¿Ahora qué hago con mis versos? Me los guardo para mi o para alguien que si los ame, los entienda, los valore, los necesite… Guardare los sentimientos y vestiré a mi alma con una camisa de fuerza por si intenta revelarse.
Evitare las lagrimas aunque sea imposible, relativamente claro; ellas siempre ganan la batalla. ¿Y las ganas de escribirle? Esas si serán difíciles, tendría que no volver a besar su boca o borrarme la memoria para evitar recordar lo perfecto que se siente oler su cabello. Esa respuesta la empezare a buscar desde ahora.


-Mas vale que no la encuentres, porque eso será tu condena – le dije y me marche de sus pensamientos.